El análisis formal es un tipo específico de la descripción visual.

No es el propósito de evocar la obra en la mente del lector. En sentido estricto,  el tema no se considera como tampoco lo es el contexto histórico o cultural y el más puro análisis formal se limita a lo que el espectador ve,  porque explica cómo el ojo es llevado a través de un trabajo.

Este tipo de descripción proporciona una base sólida para otros tipos de análisis  siempre es un ejercicio útil, aunque no está pensado como un fin en sí mismo.

En parte el análisis de obras de arte basándose en finales del siglo 19 y principios del siglo 20 los estudios de la percepción visual, se esperaba llevar el rigor científico para el análisis del arte.

Si todos los espectadores respondieron a los estímulos visuales de la misma manera, razonó, entonces las características esenciales de la respuesta del espectador a una obra puede ser analizada en términos absolutos en lugar de subjetiva o interpretativa.

Este enfoque refleja en el estudio de  las ciencias naturales como estudiante y aún más importante en  sus estudios de pintura especialmente consciente de la importancia de cómo se hace las cosas.

Un certificado legítimo de autenticidad conlleva en un montón de problemas, especialmente en las subastas en línea como eBay.

A menos que un certificado de autenticidad de su origen este  firmado por el artista que creó el arte, el editor de la técnica, un distribuidor o un experto en arte, el certificado no tiene sentido.

La certificación de obras de arte  no es necesariamente requerida para demostrar que una obra de arte es genuina. Cualquier recibo válido, factura de compra o comprobante de compra, ya sea directamente del artista o de un distribuidor confirmada y establecida, distribuidor, editor o representante de la artista va a hacer.

Un certificado debe contener detalles específicos sobre el arte como lo es el medio,  el nombre del artista o el editor, el título exacto del arte,  las dimensiones, los detalles de la tirada si se trata de una edición limitada, y en su caso, los nombres de los libros de referencia u otros recursos que contienen información ya sea específica o relacionada ya sea sobre esa obra de arte o el artista que lo produjo.

El título y la cualificación de la persona o entidad que los autores del certificado también deben ser incluidos, así como su información de contacto, y tanto la información de contacto y las calificaciones deben ser verificables.

Una evaluación de una autoridad reconocida sobre el artista, que incluye una declaración o garantía de autenticidad también es aceptable.

Las obras de arte son un valor latente dentro de la cultura universal de todos los tiempos y así deben ser contempladas y respetadas. Pero también, para los profesionales dedicados a este campo o para los simples coleccionistas, son algo más. Para ellos son, además de lo citado, una inversión y como tal necesitan hacerla con las mayores garantías posibles.

Entre esas mencionadas garantías y seguridad se encuentra la certificación de obras de arte. Un documento este cuya función básica es acreditar tanto la legalidad como la fiabilidad de la transacción que se va a llevar a cabo.

Certificarte es una de las empresas que, a través del amplio grupo de profesionales reconocidos a nivel internacional que la integran, ofrece el servicio de investigación y certificación a todos sus clientes, a aquellas personas que estén interesadas en adquirir una pieza artística.

Pero no sólo eso sino que también pone a disposición de los mismos un asesoramiento personalizado en el que, entre otras cosa, les dará a conocer, por ejemplo, cuál es realmente el precio que tiene en el mercado la pintura o la escultura que deseen adquirir.

No obstante, lo fundamental a tener en cuenta para llevar a cabo o no la compra de un trabajo artístico es utilizar un servicio de certificación de obras de arte. ¿Por qué? Pues porque de esta manera se garantiza que la pieza es completamente legítima y no ha sido robada. Eso sin contar que además se logra que, con este documento que acredite la autenticidad, aumente de una manera considerable el valor de la inversión que se realiza.

Una de las tareas más arduas pero también más enriquecedoras de cualquier estudiante de arte es llevar a cabo el consabido y tradicional análisis de obras de arte. Será un trabajo complejo pero, una vez finalizado, tendrá dicho alumno el honor de poder valorar convenientemente aquellas pues conocerá todo sobre ellas y su autor.

Interesante es, por ejemplo, el realizar el estudio de una escultura.

¿Qué pasos hay que seguir para realizar el análisis de la misma?

Lo primero es acometer la identificación de la obra. Así, se hace necesario conocer su nombre y el de su autor. Además hay que proceder a localizarla tanto en el tiempo como en el espacio.

Del mismo modo, se tiene que subrayar a qué tipo (busto, relieve,…) pertenece, su posición (yacente, orante, sedente,…) y el tema que aborda.

El segundo paso que debemos realizar ante estas obras de arte es determinar el análisis formal de las mismas. Así, subrayaremos características tan significativas e importantes como son los materiales, el volumen, la luz, la composición, la textura o el modelado.

A todas estas cuestiones habría que añadir otros aspectos como el análisis del color y su función o el movimiento de la escultura. Es decir, sin son figuras estáticas, con movimiento en potencia o en acto.

El tercer y definitivo paso supondría determinar la función (propagandística, religiosa, decorativa,…) de la obra, las circunstancias históricas en las que se realizó y los propios rasgos del autor que se observan en la misma. Asimismo, tampoco debería faltar tanto el análisis iconográfico e iconológico como el resaltar qué aportación realizó dicho trabajo artístico a su época o a la historia del arte en general.

Las obras de arte hablan por sí solas, no importa la época, el lugar, el estilo, cada obra de arte tiene una especificidad única.

La iconografía sirve para describir las imágenes u obras de arte. Y sirve también para realizar profundos análisis de obras de artes.

Lo primero que debe hacerse es identificar los elementos. Captamos la imagen central y le damos un significado, sea un cuadro, una escultura, una obra de arquitectura, todo tiene un por qué. La iconografía simbólica sostiene que toda imagen tiene atributos particulares y signos que le dan una explicación particular a la imagen. Luego de esto, hay que insertar la imagen en un contexto social, semántico, histórico y filosófico. Además se identifica el estilo al que pertenece y como ese estilo se relaciona con el contexto cultural en el que fue creado. Un análisis profundo de las obras de arte siguiendo un método iconográfico intentaría entender el por qué de dicha imagen o dichos atributos y no otros, qué transmite, qué significa, que quiere gritar esa obra de arte a través de las formas.

Para resumir entonces, a fin de hacer un análisis iconográfico e iconológico de obras de arte hay que dar tres pasos: Primero, ubicar la obra en el período artístico que corresponde. En segundo lugar,  analizar las formas, atributos y características estilísticas de dicha obra y tercero y último, analizar la obra de arte en su aspecto cultural incluyendo un análisis político, económico, religioso y filosófico a fin de entender lo que dicha obra de arte quiere transmitir.

Las obras de arte son el tesoro de una civilización. Revelan creencias, paradigmas, modos de vida, hábitos, sentimientos y emociones.

Lo que verdaderamente llama la atención en una obra de arte es la subjetividad de la misma de modo tal que lo que el autor intentó decir es una cosa y nosotros podemos interpretar algo totalmente distinto y estamos en lo cierto y una tercera persona interpreta otra cosa y está en lo correcto. Esta riqueza de subjetividades hace al valor del arte.

Los análisis de las obras artes pueden ser bastantes diferentes unos de otros. Hay análisis técnicos, donde la mirada está centrada en las herramientas utilizadas, en el método, en el tema y su tratamiento en la forma en la que se llevó a cabo la obra de arte.

Hay análisis sociológicos donde el enfoque está puesto en el autor, en su relación con la época, con la historia, con el lugar, una obra de arte no es un hecho aíslado, tiene tiempo y espacio y tiene una conexión con la realidad. El análisis sociológico se encarga de desmenuzar dichas características. Y por último podemos hacer un análisis simbólico o semiótico de las obras de arte. Si nos centramos en los significados, en lo que el autor quiso transmitir, en lo que nosotros entendemos, estamos haciendo este último tipo de análisis.

En un análisis podemos analizar también que repercusiones ha tenido esa obra de arte, como se la ha entendido a través de los tiempos y como pensamos que se verá más adelante.

Por otro lado tenemos que pensar que cada faceta del arte puede ser analizada en forma distinta. Por ejemplo aunque podemos aplicar cualquiera de los tres análisis a una pintura y a un edificio. La pintura tendrá sus propias especificaciones y el edificio las suyas propias de cada rama artística.

Analizar obras de arte no está reservado solo para los estudiosos sino para todos los que amamos nuestra cultura.